Día de suerte

Garland Chapman relata una situación que sucedió un cierto día cuando era director de una escuela en Midland, Texas.

Ese día comenzó con la caída de un niño del autobús escolar. El niño se golpeó la cabeza, y se requirió varios puntos para cerrar la herida. El recreo también fue lamentable ya que el mismo niño se puso a correr con otro y se rompió un diente y se cortó uno de sus labios. En la tarde, el niño se cayó otra vez y se fracturó un brazo. Chapman decidió llevar al niño a su casa antes de que otra cosa pasara. Ellos estaban viajando a la casa del niño cuando Chapman notó que el niño guardaba con cuidado algo en su mano. El director le preguntó: «¿Qué tienes en tu mano?».

«Una moneda de veinticinco centavos», respondió el niño.

«¿Dónde lo conseguiste?».

El niño dijo: «Lo encontré en el patio de juego antes de caerme». Luego sonrió y continuó con voz emocionada: «Señor Chapman, nunca había encontrado una moneda de veinticinco centavos. ¡Este debe ser mi día de suerte!».