El Segundo Gran Mandamiento

Resumen

Nuestro Dios es un Dios de amor, así que Su Ley (en el Antiguo y el Nuevo Testamento) se trata del amor a Dios y a los demás.

— Lectura bíblica recomendada: Marcos 12:28-31

Introducción

I. Vivimos en un tiempo en que pocos de nosotros incluso sabemos los nombres de aquellos que viven al lado o en frente de nuestras casas.

II. ¿Cómo puedo cumplir la amonestación del Señor de amar a mi prójimo como a mí mismo? ¿Quién es mi prójimo?

Exposición

I. Si debo amar a mi prójimo, primero debo saber quién es.

A. Mi hermano es mi prójimo (Levítico 19:17-18; Gálatas 6:10).

B. Los extraños también son mis prójimos (Levítico 19:10,33-34; Mateo 5:44-47; Lucas 10:36-38; 14:12-14; Hebreos 13:2).

C. Dios quería que Israel considerara a todas las personas como sus prójimos.

II. ¿Qué requiere de mí el mandamiento de amar a mi prójimo?

A. Amar a mi prójimo requiere generosidad (Levítico 19:9-10; Deuteronomio 24:19-22; Rut 2:14-16; Hechos 4:32-37).

B. Amar a mi prójimo requiere integridad (Levítico 19:11-14,35-36; Hechos 5:1-10; Colosenses 3:8-9).

C. Amar a mi prójimo requiere equidad (Levítico 19:15-16; Santiago 2).

D. Amar a mi prójimo requiere pureza (Levítico 19:19-31).

III. ¿Quién es mi prójimo?

Mi prójimo es (llene en los espacios en blanco):

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Conclusión

I. Aunque los expertos de la ley no entendieron el enfoque real de la Ley de Moisés, esta se trataba del amor a Dios y a los demás (Romanos 13:8-10; Gálatas 5:13-14; Santiago 2:8).

II. Mientras tratamos de servir a otros, debemos recordar que el amor genuino solamente puede salir de un corazón que es puro.