¿Nacen los Bebés con Pecado?

Resumen

La Biblia revela que el pecado no se hereda. Nadie ha llevado la responsabilidad del pecado de Adán—excepto Adán mismo.

¿Alguna vez ha visto el rostro de un niño recién nacido, ha tocado la suave piel de sus mejillas rosadas y ha sentido su inocencia al mirar sus hermosos ojos? En crudo contraste, la enseñanza católica alega que “¡los bebés pequeños son pecaminosos!”. El Catecismo de la Iglesia Católica enseña:

Puesto que nacen con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original, los niños necesitan también el nuevo nacimiento en el Bautismo (cf DS 1514) para ser librados del poder de las tinieblas y ser trasladados al dominio de la libertad de los hijos de Dios (cf Col 1,12-14), a la que todos los hombres están llamados.[1]

La Biblia enseña que los hijos no llevan el pecado de sus padres (cf. Éxodo 32:32-33; Deuteronomio 24:16; 2 Reyes 14:6; 2 Crónicas 25:4; Jeremías 31:30; Ezequiel 18:20). Sin embargo, los católicos rápidamente señalan que David declaró: “He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre” (Salmos 51:5). Para entender este pasaje, se debe tener en cuenta que el tema del Salmo 51 es el pecado de David, no el pecado original. Considere los pronombres y posesivos que David usó para indicar que estaba hablando del pecado que él cometió: “Borra mis rebeliones” (vs. 1); “Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado” (vs. 2); “Reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de ” (vs. 3); “Contra ti, contra ti solo he pecado” (vs. 4); etc. No existe la mínima alusión a ninguna clase de pecado original en la súplica del salmista. El salmista quería ser libre de su propio pecado y trasgresión.

¿Pero por qué hizo referencia al momento en que fue formado en el vientre de su madre? El salmista pudo haber estado usando hipérbole (cf. Salmos 58:3),[2] o pudo haber estado enfatizando la condición en que su madre le concibió. En el último caso, aunque él nació sin pecado, nació en un mundo cubierto, plagado e influenciado por el pecado.

Considere también que el salmista hizo estos ruegos de perdón cuando fue un adulto. Usó verbos en el tiempo presente para rogar por perdón: “Ten piedad de mí,…borra mis rebeliones” (vs. 1); “Lávame más y más de mi maldad,…límpiame de mi pecado” (vs. 2); “Reconozco mis rebeliones” (vs. 3); “Purifícame con hisopo,…Lávame” (vs. 7); “Hazme oír gozo y alegría” (vs. 8); “Esconde tu rostro de mis pecados” (vs. 9); “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,…renueva un espíritu recto dentro de mí” (vs. 10).

Los ruegos de David por perdón se debieron a un pecado (o pecados) que él cometió mucho tiempo después de su nacimiento. El mismo salmista clarificó este hecho en un pasaje paralelo, cuando oró: “De los pecados de mi juventud, y de mis rebeliones, no te acuerdes” (Salmos 25:7). Si el Salmo 51 fuera un ruego para liberarse del pecado original, ¿cómo se explica que Dios ungió, bendijo y usó a David mientras él todavía llevaba el pecado del primer hombre?

Adicionalmente, el salmista declaró que fue “formado” y “concebido” en iniquidad (51:5). Esta no es una referencia al nacimiento (como el catolicismo asevera), sino a la concepción. Si se desea ser consistente con la idea católica que sugiere que el Salmo 51 sostiene el dogma del pecado original, se debe concluir que el pecado original se transmite al momento de la concepción. En tal caso, la Iglesia Católica tendría que cambiar su teología en cuanto al bautismo para incluir una manera de “bautizar” a los niños antes del nacimiento y así salvarlos del “poder de las tinieblas”.[3]

Para llegar a una interpretación correcta del Salmo 51, también se debe considerar otros pasajes bíblicos donde se usan expresiones similares. Por ejemplo, Isaías declaró: “Jehová me llamó desde el vientre, desde las entrañas de mi madre tuvo mi nombre en memoria” (49:1). En Jeremías 1:5, Dios dijo a Su profeta: “Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué”. Si por la expresión, “en maldad he sido formado” (Salmos 51:5), David aludiera al pecado original que llevaba, ¿cómo se explica las declaraciones de Isaías y Jeremías de santidad en el vientre? ¿Nacieron estos dos profetas sin la contaminación del pecado original? Según el catolicismo, solamente Jesús y María nacieron completamente en una condición santa. Estos pasajes no pueden ser reconciliados con el dogma católico del pecado original.[4]

¿Qué acerca de Romanos 5:12, donde el apóstol Pablo escribió que “el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”? ¿Enseña este versículo que llevamos el pecado de Adán? No. Este versículo enseña que la muerte—la consecuencia del pecado—se extendió a todos los hombres, no porque Adán pecó, sino “por cuanto todos pecaron” (cf. Romanos 3:23). Desde luego, este “todos” no puede hacer referencia solamente a Adán. Nada en la Biblia enseña, indica o implica que los bebés nazcan con pecado.

Pablo indicó que donde no hay ley, no hay pecado (Romanos 3:20; cf. Juan 15:22); y el apóstol Juan declaró que “el pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4). Si los bebés no pueden conocer la Ley de Dios o entenderla, entonces no pueden cometer infracción.

Jesús mismo dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios” (Marcos 10:14). Pablo señaló que nada impuro puede entrar al reino de los cielos (Efesios 5:5). Jesús añadió: “[S]i no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Si los niños nacen “con una naturaleza humana caída y manchada por el pecado original” (para usar las palabras del Catecismo), ¿por qué los hombres deberían llegar a ser como niños, quienes también están “contaminados” de pecado? La Biblia es clara: el pecado no se hereda. Ningún bebé jamás ha nacido llevando la culpa del pecado de Adán. Nadie ha llevado la responsabilidad del pecado de Adán—excepto Adán mismo.

Referencias

[1] Catecismo de la Iglesia Católica (2003), Librería Editrice Vaticana, http://www.vatican.va/archive/ESL0022/_INDEX.HTM#fonte, 1250, énfasis añadido.

[2] Colley, Caleb (2006), “¿Autorizó David el Bautismo de Bebés?”, Apologetics Press, http://www.apologeticspress.org/espanol/articulos/3162.

[3] Catecismo, op. cit.

[4] Cf. Colley, op. cit.