La Gran Invitación—El Espíritu y la Esposa Dicen: Ven

Resumen

La invitación favorita del cielo es: “Ven”. Dios quiere que el hombre reciba la salvación; ¿aceptará Su invitación?

Las 31 palabras del 30,997º versículo de la Biblia, en su 1189º capítulo, son muy remarcables.

Estas contienen la última invitación que Dios ofrecería por algo de 2,000 años hasta ahora. Hacen eco a través de los siglos, invitando a cada nueva generación a participar del gran plan de Dios para salvar al hombre.

Estas dicen: “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente” (Apocalipsis 22:17).

El pasaje contiene la palabra favorita del cielo (“ven”) tres veces. El Padre dijo: “Venid…y estemos a cuenta” (Isaías 1:18-19). El Hijo dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados” (Mateo 11:28-30). Aquí el Espíritu dice que venga a la fuente de refrigerio eterno.

El Rey del cielo nos invita a ser Sus anfitriones—no para una simple visita o cena, sino para vivir con Él para siempre. Si hoy hacemos planes para un banquete, una fiesta de cumpleaños o una celebración del Día de Independencia, debemos pensar en cuatro cosas:

  • Una lista de invitados posibles.

  • Quiénes recibirán las invitaciones.

  • Quiénes vendrán.

  • Cuánto costará.

Apocalipsis 22:17 aborda estos cuatro puntos.

La invitación del Espíritu es larga.

¡“El que oye/tiene sed/quiera” son expresiones grandes! Hace años atrás, un evangelista muy conocido iba a comenzar una cruzada en Chicago. Él requirió que el alcalde le enviara una lista de ciudadanos que necesitaban guía o salvación espiritual. El alcalde le envió una guía telefónica que contenía los nombres de todos los residentes.

La lista del Espíritu es similar. Todos están invitados, ya que todos necesitan venir (Romanos 3:23; Mateo 7:8; Juan 3:16; 7:37)—los pecadores grandes, los pecadores malos, los pecadores menores, los pecadores jóvenes, los pecadores viejos, los pecadores abusados, los pecadores abusivos. Toda persona de toda raza en todo lugar necesita la gracia.

De manera más personal, su nombre está en esa lista. Usted y yo estamos incluidos. Nadie debería decir: “La iglesia no es para mí. No vine de una familia que iba a la clase bíblica. El cristianismo es para ‘personas buenas’ que tienen vidas buenas. No he sido bueno. He cometido errores”.

La iglesia es para todos. Cuando Jesús vino, la “gente religiosa” Le rechazó y los “pecadores” Le oyeron de buena gana (Mateo 9:10-11; 11:19; 21:31-32). Jesús nunca rechazó a nadie (Juan 6:37). Usted será bienvenido; tiene una invitación. ¡Venga!

El Espíritu envía invitaciones a aquellos que probablemente aceptarán.

Se envía invitaciones al sediento. El Señor ofrece agua a aquellos cuyos corazones tienen sed de perdón (Juan 4:14; 6:35), cuyas mentes tienen sed de la verdad (Juan 8:32), y cuyas almas tienen sed de Él (Salmos 42:1; 107:9).[1]

La gente autosatisfecha no tiene interés en las invitaciones a la iglesia. Ya que no tiene sed, no quiere agua. Por otra parte, otros han descubierto que la vida no les satisface. Ellos se sienten como un actor en la escena de un banquete, pretendiendo con gusto beber de un vaso delicado. Esto luce creíble para la audiencia, pero no hay nada en el vaso. No provee refrigerio.

El hombre es más que carne (Génesis 2:7). La fama, las riquezas, el éxito y el placer no pueden satisfacer el alma. La reina Isabel I (1558-1603)—la Reina Virgen, una de las reinas más grandes de la historia—dijo: “Desearía haber nacido como una muchacha que ordeña leche”. Ella dijo esto al mirar a una muchacha muy pobre desde la ventana de su palacio. La muchacha sin preocupaciones cantaba alegremente mientras cargaba dos baldes pesados de leche en sus hombros. En contraste, la reina estaba agobiada por las conspiraciones de España. Ella tenía dinero, fama y poder, pero hubiera cambiado su puesto con una sierva.

Las atracciones del mundo prometen satisfacción, pero no la cumplen. Algunos piensan que, si tuvieran dinero o popularidad, entonces su vida sería completa. No piense que la gente rica está satisfecha o que la gente famosa no tiene sed de algo más (lea Eclesiastés). Hollywood está lleno de gente bella, rica, famosa e involucrada en el placer—que frecuentemente protagoniza peleas, acoso físico, divorcio, adición y suicidio.

El gozo que la búsqueda física produce es una ilusión. ¿Cuántos han…

  • buscado satisfacción en las drogas y solamente han encontrado destrucción de sus finanzas, carreras y relaciones (Romanos 3:13-17)?

  • buscado gozo en el alcohol y solamente han descubierto que era una trampa de Satanás para destruir su esperanza, hogar y salud (Proverbios 20:1)?

  • buscado felicidad en el sexo solamente para sentir más culpabilidad que placer, tener un embarazo no deseado, contraer una enfermedad o adquirir una mala reputación (Proverbios 6:24-7:27)?

  • bebido profundamente de la fuente del pecado egoísta solamente para quedar con mal sabor de boca (Números 32:23; Gálatas 6:7)?

Un nuevo cristiano dijo: “Nunca supe lo que era la felicidad sino hasta que encontré a Cristo. Yo pensé que la tenía. Me calentaba las manos en el fuego del pecado, pero no era un fuego real”. Nada puede satisfacer el corazón excepto Dios. Este es un espacio que solamente el Padre, el Hijo y el Espíritu pueden llenar. Agustín dijo: “Tú nos has hecho para Ti, oh Dios, y nuestros corazones no tienen descanso sino hasta que lo encontremos en Ti”. Dios dice: “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Salmos 46:10).

¿Qué acerca de usted? Si su alma tiene desaliento continuo, si está cansado de las mentiras del mundo, si quiere esperanza más allá de esta vida, entonces el Espíritu le invita a venir. Jesús dijo que los que tienen hambre y sed de justicia serán saciados (Mateo 5:6).

Dios nos permite beber profundamente del agua de la vida. Un niño demacrado fue sometido a tratamiento debido a la malnutrición. Después que su sistema estuviera estable, una enfermera le trajo un vaso de leche. Él lo recibió con alegría, pero bebió solamente un poco. Con duda, preguntó: “¿Cuánto puedo beber?”. En su familia grande y pobre, él estaba acostumbrado a compartir un vaso entre muchos niños. Cada uno bebía solamente un poco, para que todos tuvieran algo. La enfermera sonrió y dijo: “Hijo, ¡bebe todo. Bebe hasta que te llenes”.

Se requiere confirmar asistencia.

La invitación del Espíritu requiere una respuesta. La persona que desea salvación debe “venir” y “recibir”. Se ofrece salvación a todos; Dios ama a todos; Jesús pagó por los pecados de todos (Tito 2:11; 3:4; 1 Timoteo 2:6); pero no todos serán salvos (Mateo 7:13). Si rechazamos venir, todavía estaremos perdidos.

Un río de bendiciones fluye por nuestro camino, pero solamente nos beneficiará si bebemos de él. Un regalo solamente sirve si se lo recibe. En 1829, se sentenció a George Wilson a la horca en Pennsylvania por homicidio. El Presidente Andrew Jackson expidió un perdón. Wilson lo rechazó, diciendo que merecía morir. El caso fue a la Corte Suprema, la cual decretó que el perdón no tenía valor a menos que se lo aceptara. Así que se ejecutó a George Wilson.

Jesús ha expedido perdón a todos, lo ha sellado con Su sangre, pero el perdón solamente beneficia a los pecadores que lo aceptan (Juan 3:5,16,36; 14:6; Hechos 2:38; 4:12). ¿Cuáles son los beneficios para usted? Considere algunos:

  • El perdón de cada pecado (Hechos 2:38).

  • Su nombre escrito en el Libro de la Vida (Lucas 10:20; Filipenses 4:3).

  • La adopción a la familia de Dios (Romanos 8:15); el hijato en el reino (1 Juan 3:1-2); la ciudadanía del cielo (Filipenses 3:20).

  • Un nuevo nacimiento (2 Corintios 5:17).

  • Un nuevo comienzo (1 Corintios 6:9-11).

  • La provisión de las necesidades (Mateo 6:25-34).

  • La paz con Dios (Filipenses 4:6-7).

  • La morada del Espíritu (1 Corintios 6:19).

  • La satisfacción de la esperanza (Tito 2:13).

  • La presencia de Jesús en la vida (Hebreos 13:5).

  • Una morada en la muerte (Juan 14:1-3).

  • La vida eterna (Juan 6:47; 10:28).

Esto es solamente el comienzo (Efesios 1:3). ¡Mucho que ganar; mucho que perder!

El costo es gratis.

Un ofrecimiento maravilloso generalmente tiene un precio alto. ¿Cuánto vale esta invitación? Su precio es incomparable (1 Pedro 1:4). ¿Cuánto le cuesta a usted? Nada (Isaías 55:1). La salvación es un regalo ya que Jesús pagó toda la cuenta en la cruz (Romanos 3:23-26; 1 Juan 2:2). Él pagó un precio alto para que sea gratis.

Al hacerlo, Jesús quitó todas las barreras para la salvación. “[E]l que quiera, tome” significa remover toda limitación. El camino está libre para llegar al cristianismo.

  • Quienquiera que tenga sed puede tomar del agua de vida (Juan 4:14).

  • Quienquiera que tenga hambre puede comer del pan de vida (Juan 6:35).

  • Quienquiera que esté cansado puede llegar a Jesús para tener descanso (Mateo 11:28).

  • Quienquiera que desee salvación puede buscarla y encontrarla (Juan 10:27).

  • Quienquiera que esté necesitado puede pedir y recibir (Mateo 7:8).

No diga: “Iré después”. El tiempo de buscar salvación es cuando tengamos sed, tiempo y capacidad mental. Ahora es el tiempo aceptable; ahora es el día de salvación (2 Corintios 6:2).

A Dios Le importa mucho dónde pasemos la eternidad (Juan 3:16; Romanos 5:8), pero Él no garantiza que tendremos el día de mañana (Santiago 4:14; Lucas 12:20). ¿Abusaremos de la misericordia de Dios y afligiremos a Su Espíritu (Efesios 4:30)? Podemos rechazar muchas invitaciones, ¿pero cómo rechazaremos la invitación de Dios (Hebreos 12:25)?

Considere cuidadosamente la letra del himno clásico:

Tal como soy, sin más decir
Que a otro yo no puedo ir.
Y Tú me invitas a venir. Bendito Cristo, heme aquí.

Referencias

[1] Adaptado del comentario de MacArthur sobre Apocalipsis.