Hora de Escoger

Casi todos los historiadores de reputación reconocen que un hombre llamado Jesús vivió y murió en la tierra de Palestina alrededor de 2,000 años atrás. Incluso la mayoría de ateos acepta la historicidad de Jesús de Nazaret. Simplemente hay evidencia irrefutable para la existencia de un hombre llamado Jesús que vivió y murió en el primer siglo. De hecho, simplemente al reconocer el “primer siglo”, se está describiendo un tiempo basado en el nacimiento de Jesús. Todo nuestro sistema de datación se basa en este hombre conocido como el Cristo (“a.C.”, antes de Cristo, y “d.C.”, después de Cristo). Los judíos, musulmanes, hindúes e incrédulos (en gran parte) aceptan que Jesús fue un ser humano real.

Sin embargo, aunque la mayoría de gente que sabe algo de historia admite que Jesús fue una persona real, relativamente pocos creen que Él fue Dios en la carne (como la Biblia repetidamente enfatiza). Ellos pueden decir que Él fue un hombre bueno, o que fue un filósofo renombrado o un gran maestro de moralidad, pero la mayoría de estas personas no cree que fue (como Pedro declaró algo de 2,000 años atrás) “el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mateo 16:16).

¿Alguna vez ha pensado en lo que la gente realmente está diciendo cuando niega la deidad de Cristo, pero a la vez cree que Él fue un hombre bueno? Ellos están diciendo que Él no fue Quien dijo ser—el Hijo de Dios. Están sugiriendo que aunque Jesús recibió aclamaciones de deidad de los hombres (cf. Juan 1:29,41,49; 20:28) y reclamó ser Dios una y otra vez (Marcos 14:62; Juan 9:36-38; 10:30; et.al.), lo que dijo no fue verdad. Pero a la vez también sugieren que Jesús fue un “hombre bueno”.

Realmente solo hay tres explicaciones que se puede presentar en cuanto al Cristo: (1) Él fue el más grande mentiroso que el mundo conociera; (2) fue un lunático que simplemente pensó que era Dios; o (3) fue Quien reclamó ser—Dios. Hablando lógicamente, no existe otra opción. Casi nadie que esté familiarizado con la vida y enseñanzas de Jesús ha sugerido que Jesús fue un loco. Ningún loco o lunático pudiera responder preguntas con la sabiduría y autoridad profunda de Cristo (cf. Mateo 7:28-29). ¿Qué loco enseñaría que debemos hacer por otros lo que queremos que ellos hagan por nosotros? Los dementes no enseñan que debemos “dar la otra mejilla” y luego dan un ejemplo de lo que eso significa—incluso hasta la muerte. La locura no puede producir tal genio. Por esta razón, casi nadie ha llegado al punto ilógico de llamar lunático a Cristo.

Además, incluso la mayoría de incrédulos más renombrados no ha estado dispuesta a describir a Jesús como un mentiroso o charlatán. El incrédulo Henri Rousseau una vez escribió: “Si la vida y muerte de Sócrates fueron las de un sabio, la vida y muerte de Jesús fueron las de un Dios” (Emile, 1.4). El humanista y enemigo devoto del cristianismo, Joseph Renan, llamó a Jesús una “persona sublime”, y declaró que en Él “está condensado todo lo que es bueno y noble en nuestra naturaleza” (Vida de Jesús, capítulos 1 y 28). Lo cierto es que pocas personas durante la historia han declarado que Cristo fue un mentiroso o lunático.

Pero si Jesús no fue un mentiroso o lunático, entonces, y lógicamente, debe ser Quien reclamó ser: el Hijo de Dios. Nadie puede sostener racionalmente que Jesús fue un hombre bueno pero a la vez que no fue el Hijo de Dios. Él fue ambas cosas, o no fue ninguna de ellas. Cristo fue un lunático, o un mentiroso, o el Señor. Es hora de escoger, pero escoja sabiamente, ya que su destino eterno está en juego.