“¿Esto Os Ofende?”

Resumen

Es cierto que los cristianos deberían evitar ofender innecesariamente, pero el Evangelio es ofensivo para mucha gente.

“¡Me siento ofendido!”. “¡Esto me ofende!”. “¡No debes hacer esto porque me ofende!”. Frecuentemente escuchará enunciados como estos en la televisión, la radio o en muchos otros medios. Los que usan estos tipos de enunciados los presentan como un arma, retándole a seguir—como si el hecho de que estén ofendido debería causar que se deje de decir todo lo que se está diciendo. De alguna forma, la declaración “Estoy ofendido” ha llegado a ser la alarma verbal que señala alguna clase de error o paso en falso del que habla.

Sin embargo, el hecho de que alguien se ofenda no es razón suficiente para dejar de decir o hacer algo. Frecuentemente Jesús ofendió a la gente, pero esto no Le detuvo en predicar y enseñar la verdad. Cuando una persona se ofende por algo, usualmente esto revela más en cuanto al corazón del que se ofende que en cuanto al corazón de la persona que supuestamente causa la ofensa.

En una ocasión, después que Jesús enseñó en cuanto al abuso de la Palabra de Dios en manos de los fariseos, Sus apóstoles vinieron a Él y dijeron: “¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?” (Mateo 15:12). Parece que los discípulos pensaban como mucha gente en la actualidad. Parece que estaban indicando que, ya que Jesús había ofendido a los fariseos, entonces Él debía dejar de enseñar o cambiar Su mensaje. Pero Jesús no pensó lo mismo. Él sabía que Su mensaje había ofendido a los fariseos debido a la dureza de sus corazones, no debido a la manera en que se había presentado el mensaje. Jesús entendió que los corazones de los fariseos necesitaban un cambio, no Su mensaje o la manera de presentarlo. Él respondió a Sus apóstoles, diciendo: “Dejadlos; son ciegos guías de ciegos” (Mateo 15:14). Ciertamente podemos estar de acuerdo en que los fariseos se hubieran ofendido adicionalmente por este nuevo comentario de Jesús. Pero no tenían razón de ofenderse; ellos realmente estaban cegados a la verdad. No deberían haberse ofendido por el mensaje de Jesús. El mensaje de Jesús era la verdad que Dios había revelado para darles libertad (Juan 8:32).

Marcos 6:1-6 relata la vez que Jesús regresó a Su pueblo, Nazaret. Fue a la sinagoga y predicó la Palabra como frecuentemente lo hacía en otros lugares. La gente de Su pueblo Le escuchó, y murmuró: “¿De dónde tiene éste estas cosas?... ¿No es éste el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas?”. Luego el texto dice que “se escandalizaban de él”. El hecho de que se ofendieran no significa que Jesús había hecho algo malo. No significa que debía haber tomado otro enfoque en Su predicación. En cambio, significa que los corazones de los oyentes eran insensibles, y que ellos rechazaban aceptar el mensaje de Dios cuando se les era predicado. Jesús nunca fue intimidado por la táctica de “Estoy ofendido y debe parar”; nosotros tampoco deberíamos ser intimidados por lo mismo.

Una vez Jesús predicó a una gran multitud de discípulos. Muchos de Sus propios discípulos no entendieron el mensaje y “murmuraron” en cuanto a la predicación de Jesús (Juan 6:61). Jesús les preguntó: “¿Esto os ofende?”. Hoy en día muchos dirían que, si Jesús ofendió a la multitud, estuvo pecando y debía cambiar Su mensaje, Su manera de presentarlo o Sus expresiones para ser menos ofensivo. Sin embargo, Jesús respondió al decir: “¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?” (6:62). ¿Cuál fue el punto de Jesús? Si la gente se ofendía por el mensaje de Jesús de que era el Pan que descendió del cielo, solamente piense en su reacción si Lo vieran regresar al cielo, lo cual haría pronto (Lucas 24:50-53).[1] ¡Jesús no solo rehusó dejar de predicar o cambiar Su mensaje, sino también añadió algo al mensaje que Su audiencia tendría más problemas en aceptar! Obviamente, Jesús no pensó que debía dejar de predicar o cambiar Su mensaje debido a que la audiencia se había ofendido.

Es cierto que los cristianos deberían tener “palabra siempre con gracia, sazonada con sal” (Colosenses 4:6). También es cierto que los cristianos deberían evitar ofender innecesariamente (Mateo 17:27; 1 Corintios 8). Pero el Evangelio es exclusivo y ofensivo para mucha gente. Aquellos que tienen corazones deshonestos y pecaminosos siempre se ofenderán por la simplicidad y claridad de la verdad de Cristo. Como cristianos, debemos seguir el ejemplo de nuestro Señor. Nunca deberíamos sentirnos intimidados a guardar silencio o cambiar nuestro mensaje simplemente porque una persona o grupo se ofende de la verdad.

Referencia

[1] Es interesante que, en el relato del martirio de Esteban, él declaró que vio a Jesús en el cielo “a la diestra de Dios” (Hechos 7:56). Este enunciado ofendió tanto a la multitud que “ellos, dando grandes voces, se taparon los oídos, y arremetieron a una contra él” (Hechos 7:57).