Ejemplos de Fe

Resumen

Se dice que el ejemplo es mejor que mil palabras. Consideremos algunos ejemplos de fe para entender mejor su definición.

Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos. Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía (Hebreos 11:1-3).

Frecuentemente se dice que el ejemplo es mejor que mil palabras. Algunas cosas son más fáciles de demostrar que definir. Esto se aplica a la fe. En Hebreos 11:1, tenemos una descripción adecuada de la fe, pero para conocer la profundidad de la fe, se presenta algunos ejemplos inspirados. Consideremos algunos de esos ejemplos para entender mejor la manera en que Dios define la fe.

Considere la fe de Noé.

Dios instruyó a este hombre a construir una embarcación que pudiera albergar a su familia y una pareja de cada animal que vivía en tierra, como también contener las provisiones para sustentar a su familia y los animales por un año completo (Génesis 6:14-21). Noé construyó el arca siguiendo de manera exacta el diseño de Dios (vs. 22). En respuesta a la fe de Noé, Dios lo salvó y a su familia cuando pereció todo ser viviente sobre la faz de la tierra (Génesis 7:22-23; 1 Pedro 3:20-21). Noé no fue un hombre sin pecado (Génesis 9:18-29), pero fue un hombre fiel.

Considere la fe de Abraham.

El patriarca hebreo tenía 75 años cuando Dios le mandó dejar a su parentela para que viviera como extranjero por el resto de su vida en una tierra que llegaría a ser de sus descendientes después de varias generaciones. Él enfrentó hambruna, guerra y la pérdida de seres queridos; y cuando Dios finalmente le dio un hijo, le mandó sacrificarlo en un monte—lo cual Dios detuvo cuando vio la fe de Abraham. Abraham obedeció consistentemente los mandamientos de Dios, incluso cuando no sabía dónde estaba yendo o la razón de los mandamientos divinos. En respuesta, Dios hizo de este hombre el padre de muchas naciones, y dio Canaán como herencia a sus descendientes. Además, bendijo a toda la raza humana a través del Descendiente más notable de Abraham: Jesús. Abraham no careció de fallas, pero Dios consideró su fe como justicia (Romanos 4:22); y a él siempre se lo conocerá como el “amigo de Dios” (Santiago 2:23).

Considere la fe de Moisés.

Cuando este hombre tuvo 80 años, Dios le dijo que dejara su vida pacífica de pastor en Madián para presentarse ante Faraón y demandar que liberara a más de un millón de esclavos. Luego debía guiar a ese pueblo por 150 millas desde Egipto y a través de una región desértica hasta un monte que humeaba. Tenía que ascender a tal monte para recibir la Ley de Dios, la cual el pueblo no guardaría. Moisés no solamente cumplió estas instrucciones, sino también terminó guiando al pueblo rebelde en el desierto por los últimos 40 años de su vida. Dios bendijo a Moisés por su fidelidad, y permitió que su visión final en esta vida fuera de la tierra que había preparado para Su pueblo.

En cada uno de estos casos, vemos a hombres que respondieron a las instrucciones de Dios en obediencia. Esta es la manera en que luce la fe real. A la luz de esto, ¿cuán fiel está siendo? Dios le ha pedido que se arrepienta de sus pecados (Hechos 2:38), que confiese su fe en Cristo (Mateo 10:32) y que sea bautizado (Marcos 16:16). ¿Ha sido fiel? Jesús prometió que, si somos fieles hasta la muerte, Él nos dará la corona de la vida (Apocalipsis 2:10).