Un estudiante de golf complacido

Un hombre estaba en un campo de práctica de golf cuando un maestro profesional llegó con otro hombre para darle una clase de golf. El profesional observó al estudiante mientras que este lanzaba la pelota varias veces, y comenzó a dar algunas sugerencias de mejoramiento. Sin embargo, cada vez que el profesional hacia una recomendación, el estudiante interrumpía con su propia idea de lo que se había hecho mal y de la manera de corregirlo. Esto se repitió un par de veces hasta que el profesional simplemente comenzó a mover la cabeza dando la razón al estudiante.

Al final de la lección, el estudiante pagó al profesional de golf, lo felicitó por su capacidad como maestro, y luego se fue, obviamente sintiéndose complacido con el trabajo del profesional.

El hombre que estaba observando esto se quedó pasmado por lo sucedido y preguntó al profesional: «¿Por qué consintió con él en todo?». El profesional dijo con una sonrisa en su rostro mientras ponía su pago en su bolsillo: «Amigo, hace tiempo aprendí que es una pérdida de tiempo vender respuestas a un hombre que solamente quiere pagar por escuchar el sonido del eco de su voz».

—En Paul Holland (2020), «¿Quiere el Evangelio o ecos?» [«Do you want the Gospel or echoes?»], Daily Droplets, 15 de septiembre.