La fidelidad de Betty

Betty llegó a ser cristiana a una edad mayor. Aunque era muy pobre, era muy activa. Visitaba a los enfermos; de su pobreza, daba a los pobres; pedía dinero para aquellos a los cuales no podía ayudar; y hablaba a muchos acerca del Salvador. Al final quedó en cama por meses padeciendo de reumatismo, dolor y necesidad. Un visitante le preguntó si era difícil soportar el cambio. Ella respondió: «¡De ninguna manera! Cuando estaba bien, solía pensar que Jesús me decía: “Betty, ve allá. Betty, ven acá. Betty, haz esto. Betty, haz eso”, y solía hacerlo tan bien como podía. Ahora pienso que Él me dice: “Betty, quédate quieta y tose”».

—En Allen Webster (sine data), «En busca de excelencia» (Jacksonville, AL: House to House).