El Fin de la Discusión

Hace algún tiempo atrás, mi esposa y yo tuvimos una discusión sin importancia. (Yo pienso que fue sin importancia; ella diría que fue “el fin del mundo”). Como es de costumbre humana, ninguno quería admitir que podía estar equivocado. Debo reconocer que mi esposa puso fin a la discusión al decir: “Mira, te diré algo. Yo admitiré que estoy equivocada si tú admites que estuve en lo cierto”. Yo dije: “Bien”. Luego ella respiró profundamente, me miró a los ojos y dijo: “Estoy equivocada”. Yo sonreí y respondí: “Estás en lo cierto”.

—En “Final de la Discusión” (2007), De Casa a Casa, 12[3]:4.