«¿Cuánto cuesto?»

Cuando mi hija mayor, Melanie, tenía cuatro años, mi esposa y yo solíamos guardar una balanza en el baño de nuestro cuarto. Un día Melanie entró al baño, y al ver la balanza, corrió y se subió en ella. Después de mirar los números por un momento, preguntó a mamá: «¿Cuánto cuesto?».

—Moisés Pinedo