Algo de qué quejarse

Un predicador no sabía qué hacer en cuanto a una mujer mayor que siempre encontraba algo de qué quejarse en toda circunstancia y en toda persona. Finalmente, él pensó que había encontrado algo de lo cual ella no podría quejarse: el cultivo de papas de la mujer realmente era el más hermoso en todo el pueblo. Cuando él vio a la mujer en una calle del pueblo, le dijo con una sonrisa en el rostro: «¡Usted debe estar muy complacida! ¡Todos en el pueblo saben que este año usted tiene un hermoso cultivo de papas!».

La mujer lo miró con poco entusiasmo y le dijo: «Bueno, las papas no lucen tan mal, pero como puede ver, ¡ahora no hay ninguna papa podrida para que los cerdos coman!».

—Autor Desconocido