Todas las Cosas en Común

Resumen

El pecado todavía tiene el potencial de separarnos, pero Dios todavía tiene el poder de unirnos y darnos paz y comunión.

Lectura bíblica recomendada: Hechos 4:32-37

Introducción

I. En el Pentecostés, Dios revertió los efectos de Babel y unió a la gente de todas las naciones en Cristo (cf. Hechos 2; Génesis 11).

II. El pecado todavía tiene el potencial de separarnos, pero Dios todavía tiene el poder de unirnos y darnos paz y comunión.

Exposición

I. Dios siempre ha deseado unidad entre Sus Hijos.

A. Podemos ver esto en el principio (Génesis 2:24).

B. Dios proveyó unidad bajo la Ley de Moisés (Éxodo 23:17; Deuteronomio 12:5).

C. A pesar de los esfuerzos de Dios, la división ha perdurado debido a la rebelión y el pecado (Deuteronomio 28:64; 1 Reyes 11:11).

D. Dios todavía tiene el poder maravilloso de restaurar la unidad (Jeremías 3:17-18; 50:4-5; Miqueas 2:12; Hechos 2:1,44,47).

II. Podemos ver gran unidad en la iglesia primitiva.

A. Ellos compartieron sus posesiones materiales (Hechos 2:46).

B. Compartieron tiempo en unidad (Hechos 2:46; 5:42).

C. Compartieron sus dones espirituales (Hechos 8:14-17; 19:6).

D. Compartieron su trabajo (Hechos 6:1-4; 14:23).

III. La división todavía es una gran amenaza.

A. La iglesia primitiva no fue inmune a este problema (1 Corintios 1:10-13; 11:17-22; 12:12-31; Gálatas 2:11-14).

B. Aunque la división es peligrosa, se la puede prevenir si permitimos que el Espíritu hable a través de Su Palabra (cf. Hechos 11:15-18; 15:28-29).

Conclusión

I. El mundo se unirá contra nosotros (Salmos 2:1-2; Hechos 4:25-26).

II. Jesús oró para que fuéramos uno (Juan 17:21), y nosotros podemos serlo si tenemos el valor y fortaleza de escuchar Su voz.