La parábola del sembrador

Resumen

Si queremos agradar a Dios, debemos cultivar corazones que estén listos para recibir la Palabra y producir su fruto.

— Lectura bíblica recomendada: Mateo 13:1-9,18-23

Introducción

I. Esta parábola presenta los ingredientes necesarios para el cristianismo productivo—la producción del fruto que Cristo demanda.

II. Es nuestra responsabilidad cultivar nuestra tierra para producir tal fruto.

Exposición

I. El sembrador (Mateo 13:3-4).

A. La semilla depende del sembrador para poder producir.

B. Dios espera que Su pueblo produzca frutos (Juan 15:1-2).

C. Tal expectación incluye la siembra de la semilla (Mateo 13:37; 28:18-20).

II. La semilla (Mateo 13:19; Lucas 8:11).

A. Dios es Quien suple la semilla a Sus sembradores.

B. Nosotros debemos sembrar solamente la semilla que Él provee (Romanos 1:16-17; Gálatas 1:6-10).

III. Las tierras (Mateo 13:18-23; Lucas 8:11-15).

A. Cuatro tipos de tierra produjeron cuatro resultados diferentes.

1. La tierra junto al camino no produjo fruto ya que Satanás arrebató la semilla incluso antes que brotara.

2. Los pedregales lucieron prometedores ya que la semilla brotó pronto, pero esta se secó y murió debido al calor.

3. De igual manera, la tierra con espinos comenzó bien, pero los afanes del mundo abrumaron a la semilla y la ahogaron.

4. La tierra buena produjo fruto ya que la Palabra fue recibida con entendimiento y propósito correcto.

B. Esto significa que el receptor de la Palabra es responsable.

IV. El trabajo en la tierra.

A. La calidad de la tierra puede cambiar si la cultivamos.

B. Pablo habló en cuanto a plantar y regar (1 Corintios 3:5-9).

C. Se puede restaurar a la tierra mala (Gálatas 6:1-2; Santiago 5:19-20; Judas 23).

D. El análisis frecuente de la tierra es clave para la vida fiel (2 Corintios 13:5).

Conclusión

I. Dios ha provisto la semilla adecuada para producir el fruto adecuado.

II. Él espera que Su pueblo plante esa semilla en cada tierra disponible.

III. Si queremos agradar a Dios, debemos cultivar corazones que estén listos para recibir la Palabra.