Reflexiones Sobre la “Tolerancia Religiosa”

A menudo muchos cristianos, en su cumplimiento del mandato apostólico a presentar defensa de la fe (1 Pedro 3:15), son acusados de ser religiosamente “intolerantes”. Los enunciados tales como, “No importa lo que uno crea con tal que adore a Cristo”, “Hablemos de las cosas que nos unen y olvidemos las cosas que nos separan”, “Todos tienen su manera de interpretar la Biblia”, “Olvidemos las diferencias doctrinales por amor”, etc., son evidencia de la disconformidad religiosa ante la idea de una verdad singular e inalterable.

Muchos tele-evangelistas y religiosos modernos han alzado sus voces a favor de un “cristianismo” más religiosamente “tolerante”. La idea propuesta es que dos cristianos pueden tener creencias religiosas opuestas, pero que ambos deben unirse religiosamente al aceptar y respetar sus diferencias. Sin embargo, esta ideología popular pasa por alto algunos aspectos importantes.

El Cristianismo No Es “Tolerante”.

Para hablar de tolerancia o intolerancia religiosa, primeramente debemos definir los términos. Un escritor ha definido el término “tolerar” de la siguiente manera:

Podemos decir que “tolerar” implica aceptar que hay formas de vida, creencias, ideas y visiones del mundo diferentes a la propia, y que, además de tenerlas en cuenta dentro de lo que existe y tiene valor por sí mismo; también es un deber intelectual y humano respetarlas (Ordóñez, s.d., énfasis añadido).

Así que cuando en este artículo abordo la tolerancia religiosa, hago referencia a la capacidad de aceptar todas las ideologías religiosas como inherentemente válidas. Por otro lado, cuando abordo la intolerancia religiosa, hago referencia a la capacidad de no aceptar todas las ideologías como inherentemente válidas. Desde luego, la intolerancia religiosa no implica necesariamente alguna reacción violenta, sino solamente un desacuerdo intelectual, moral o religioso.

Entonces, surge la pregunta, “¿Es el cristianismo ‘tolerante’ (en el sentido que acepte todas las ideologías como inherentemente válidas)?”. Una breve inspección al Nuevo Testamento demostrará claramente que éste no es el caso. En Marcos 7:6-9, Jesús condenó a los fariseos hipócritas al declarar que sus ideologías religiosas diferían completamente del mensaje divino. La conclusión de Jesús fue contundente: “Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición” (vs. 9, énfasis añadido). Jesús claramente enseñó que tolerar o validar una tradición humana como doctrina religiosa equivalía a invalidar el mandamiento divino.

En 1 Timoteo 4:1-3, el Espíritu Santo advirtió por medio del apóstol Pablo que se levantarían nuevas ideologías religiosas contrarias al mensaje cristiano. Estas serían evidencia de hipocresía y engaño espiritual. En este mismo capítulo también se debe considerar el consejo apostólico al joven Timoteo: “Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren” (vs. 16). Finalmente, el apóstol Juan exhortó: “No creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios” (1 Juan 4:1). El cristianismo nunca tuvo el propósito de dar validación a ideologías humanas considerándolas dignas de honra inherente.

La Verdad No Es “Tolerante”.

La tolerancia religiosa implica indirectamente que la verdad reside en la ideología individual, y por ende, sugiere que nadie es dueño de la verdad absoluta. Es aquí donde la tolerancia religiosa abriga la filosofía del relativismo, es decir, declara que la verdad no tiene una fuente única y que no siempre se puede definir, sino es flexible y puede representar ideas completamente opuestas (cf. “Relativismo”, 1997). No obstante, la verdad bíblica no sostiene tal concepto o flexibilidad.

Al elevar una oración al Padre a favor de Sus discípulos, Jesús dio a conocer la fuente de la verdad. Él dijo: “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17, énfasis añadido). La santificación de los cristianos no consiste en la aceptación de ideologías humanas, sino en el afianzamiento de la Palabra de Dios, la cual es la fuente de la verdad absoluta.

Jesús también indicó que la permanencia en Su Palabra era el ingrediente principal para conocer la verdad (Juan 8:31-32). La verdad no solamente existe, sino también puede conocerse. La verdad no es un concepto abstracto, subjetivo o evasivo; en cambio, es un concepto definido, objetivo y alcanzable. Adicionalmente, la libertad del cristianismo se basa en el conocimiento de la verdad (Juan 8:32). Cuando el cristiano abraza una ideología que niega la exclusividad de la verdad, también niega su libertad espiritual. Él ha llegado a ser esclavo de una filosofía conformista y engañosa que conlleva consecuencias eternamente terribles. 

Finalmente, la verdad no tiene una naturaleza compartimentada. No es un bien común en el que cada religión que abraza el cristianismo es dueña de una parte de ella. Aceptar una parte de la verdad y rechazar otras, es equivalente a rechazar la verdad completa. Conocer una parte de la verdad e ignorar otras, es equivalente a ignorar la verdad completa. Jesús prometió a Sus apóstoles: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” (Juan 16:13, énfasis añadido). Ya que la verdad bíblica es un concepto definido, el cristiano puede conocer toda la verdad, permanecer en toda la verdad y alcanzar libertad por medio de la verdad. Lo cierto es que la verdad no puede tolerar el error, la indiferencia y la esclavitud espiritual e intelectual.

La Justicia No Es “Tolerante”.

Se ha preguntado alguna vez, ¿Qué pasaría si la justicia fuera tolerante al grado de aceptar y “respetar” las diferentes ideologías como válidas inherentemente? Un solo ejemplo bastará para que llegue a ser aparente la insensatez de tal exigencia por tolerancia. En una conferencia en la Universidad Simon Fraser en Harbour Centre, Vancouver, Randy Thornhill, un profesor de biología de la Universidad de New Mexico, declaró en marzo 16 de 2001 que

la violación es evolutiva, biológica y natural… [L]a violación en sí misma es una adaptación, un producto de la selección directa a favor de la violación en el pasado. Nuestros antepasados machos llegaron a ser antepasados en parte porque usaron condicionalmente la violación (Thornhill, 2001, énfasis añadido).

Es decir, según la ideología evolucionista, la violación es un medio de supervivencia natural y aceptable. Ya que en el panorama evolutivo se considera al hombre como un animal más, entonces, la violación, el homicidio y toda perversión inimaginable son el legado “valioso” de nuestros antepasados. Por ende, ¿por qué debería la justicia ser “intolerante” al legislar leyes contra estas actividades “naturales” que armonizan completamente con la ideología evolucionista? Ciertamente, la justicia humana no es tolerante, y ciertamente, no se debería esperar que la justicia divina lo sea. ¡Una justicia tolerante añadiría al detrimento de la sociedad humana!

La “Tolerancia” No Es “Tolerante”.

Uno de los engaños más flagrantes de los partidarios de la tolerancia religiosa es tratar de infundir en la sociedad moderna la idea que ellos son los dueños absolutos de la tolerancia verdadera. Sin embargo, al enfrentarse a las implicaciones de su filosofía, los partidarios de la tolerancia religiosa fallan completamente al ser hallados intolerantes. Ellos toleran toda clase de teología religiosa, pero se oponen intolerantemente a cualquiera que no tolere ciertas teologías. Pero si ellos están en la “cumbre de la tolerancia”, ¿no deberían también tolerar la “intolerancia”? Los partidarios de la tolerancia han puesto límites a su tolerancia basados en un fundamento arbitrario. Mientras que toleran las conductas inmorales como el divorcio, el adulterio, la homosexualidad y la prostitución—conductas que la Biblia claramente condena (cf. Mateo 19:9; Gálatas 5:19-21; Apocalipsis 21:8)—carecen de tolerancia en absoluto para aquel que se adhiera completamente a los enunciados bíblicos, viviendo una vida moral buena y desaprobando tales conductas inmorales.

Considere también el escenario en que dos religiosos se encuentran. El primero, quien es partidario de la tolerancia religiosa, profesa que la salvación es “por fe solamente”. El segundo, quien no respalda el punto de vista de la tolerancia, profesa que el bautismo también tiene una parte fundamental en la obtención de la salvación (cf. Hechos 2:38; 1 Pedro 3:21). Aunque el religiosamente tolerante no acepta tal interpretación, invita a su antagonista a dejar sus diferencias doctrinales y unírsele “por amor”—basados en el pluralismo, la aceptación y la diversidad. Aunque a primera vista esta filosofía parezca un llamado a la unidad, realmente está saturada de muchas contradicciones.

Primero, ¿la creencia de quién se debe abandonar? Y si se debe abandonar una creencia, ¿cómo se podría satisfacer la tolerancia religiosa? Segundo, si ninguna ideología es indispensable, entonces, ¿se podría considerar indispensable la verdad de Dios acerca de la salvación (representada correctamente por una de las dos ideologías)? Tercero, si ambos religiosos pueden abrigar creencias antagonistas, y al mismo tiempo pueden mantener “legalmente” su punto de vista personal, ¿no podría la persona que cree que el bautismo es para salvación también concluir que el religiosamente tolerante está condenado (cf. Marcos 16:16)? ¿No debería el tolerante aceptar tal conclusión como inherentemente válida? De no ser así, ¿quién estaría realmente teniendo el rol de intolerante? La filosofía de la tolerancia ha llenado locales religiosos completos de miles de almas rivales.

CONCLUSIÓN

Dios desea unidad entre cristianos (Juan 17:21-23), pero Su ideal en cuanto a la unidad se basa en la adherencia a Su Palabra (Juan 17:14-17), no en la apatía religiosa. Al hablar de la comunión del Espíritu, el apóstol Pablo declaró: “Completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa" (Filipenses 2:2, énfasis añadido). La unidad religiosa se basa en los sentimientos gemelos, en las ideologías gemelas y en las acciones gemelas. ¡La tolerancia religiosa, como los partidarios del liberalismo la presentan, debe ser rechazada!

Referencias

Ordóñez, Jorge (sine data), “Sobre la Tolerancia Religiosa”, La Caverna de Platón, http://www.lacavernadeplaton.com/articulosbis/tolerancia0304.htm.

“Relativismo” (1997), Diccionario General de la Lengua Española VOX (Biblograf/Microsoft Corporation).

Thornhill, Randy (2001), “Una Historia Natural de la Violación” [“A Natural History of Rape”], conferencia presentada en la Universidad Simon Fraser, trascripción completa en http://www.harbour.sfu.ca/general-info/psa/psych/Thornhill_on_rape.pdf.