¿Moda de Adoración o Verdad Eterna?

La cultura nos afecta en formas que la mayoría nunca considera. La generación a la que la televisión cría y la que asiste a más partidos de fútbol que a clases bíblicas parece que quiere un avivamiento emocional cada semana. Los sermones más emocionantes atraen a más gente, y los actos más dramáticos generan los mejores elogios. La generación moderna considera la adoración como un evento para el espectador. Ellos piensan que:

  • Dios = Director
  • El predicador/dirigente de cantos y oración y los servidores = actores
  • La congregación = audiencia

Realmente, la adoración es diferente:

  • El predicador/dirigente de cantos y oración y los servidores = directores
  • La congregación = actores
  • Dios = Audiencia

La moda degrada.

El enfoque del entretenimiento degrada la adoración y deshonra a Dios. Algunos servicios modernos nos hacen recordar el refrán: “La emoción sin devoción no es nada más que conmoción”. Muy frecuentemente la adoración moderna ha llegado a ser “entretenimiento rápido”. En muchas denominaciones, el domingo ha llegado a ser el día de la diversión. Glen Harrell sugirió que es difícil imaginar que

  • Pablo reclamara tener el don del entretenimiento.
  • Bernabé fuera el ministro de la diversión.
  • Juan vendiera boletos para la alimentación de 5,000.
  • Jacobo pidiera dinero para los “programas de diversión”…
  • Pedro promocionara sus seminarios de “alimenta a mis ovejas” (1988, 32[13]).

La adoración no es entretenimiento barato; en cambio, es entrar en la misma corte del Juez que gobierna el Universo. La adoración involucra gratitud, reverencia, temor y amor. Siempre nos debemos acercar a Dios con reverencia, arrepentimiento y humildad. Cuando Moisés estuvo ante Dios delante de la zarza ardiente, Jehová le recordó que estaba parado en tierra santa (Éxodo 3:5). Se nos debe recordar ocasionalmente que la reunión de los santos todavía es algo santo.

La moda confunde.

La frase moderna “experiencia de adoración” confunde el tema. Los que adoran esperando una “experiencia” pueden llegar a tener una experiencia, pero no será la que Dios quiere que obtengan de las canciones, oración, predicación, ofrenda y comunión.

Algunos líderes de adoración pueden generar experiencias emocionales, pero cuando la experiencia es la meta, esto se transforma por mucho en un teatro barato, o finalmente en una manipulación. Ambas cosas son sustitutos repulsivos para la adoración verdadera. La Biblia dice: “Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad; temed delante de él, toda la tierra” (Salmos 96:9; cf. Juan 4:24). “Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas” (2 Pedro 1:16). Se ha perdido la adoración verdadera en el drama, la música instrumental y el entretenimiento. Dios no ha llamado a nadie a entretener (Ezequiel 33:32; Isaías 1:13), sino que todos hemos sido llamados a adorar a Dios (Apocalipsis 22:9).

Por definición, la moda se acaba, se hace vieja, pierde su atractivo y pronto llega a ser semejante a goma de mascar antigua. ¿Dónde guía esto a las iglesias que están tomando la “Ruta de la Moda”? El escenario de su principio puede lucir atractivo, pero pronto llega a lucir como un terreno horrible del cual es difícil regresar.

La moda ignora a Dios.

La actitud prevaleciente parece ser: “Diseñemos un servicio de adoración que atraiga a una gran multitud para que nuestro número crezca”. Los planificadores usan casi las mismas cosas para atraer a las multitudes a los servicios de los domingos en la mañana que los carnavales usan para atraer a multitudes los sábados en la noche.

¿Ha permitido Dios que nosotros planifiquemos el servicio de adoración? ¿Dice Su Palabra que solamente adoremos, y deja los detalles para nosotros? El Hijo de Dios se sentó en un pozo y dijo a la mujer samaritana: “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren” Juan 4:24). Este versículo clarifica tres puntos en cuanto a lo que la adoración involucra:

  • Dios—el objeto de la adoración (la adoración no es para hacernos sentir bien, sino para honrar a Aquel que es digno de ser adorado).
  • Adoración—la acción (verbo—involucración mental activa).
  • Necesario—el absoluto de la adoración.
  • Espíritu—la actitud apropiada en la adoración.
  • Verdad—la autoridad de la adoración.

Note que el versículo dice que “es necesario”—no “opcional” o “mejor”. Lo que hacemos en la adoración no pertenece al reino de la opinión, sino es un tema de salvación. La adoración refleja y afecta nuestra relación con Dios. Hay dos requerimientos:

  • Se la debe realizar con la actitud apropiada (espíritu), y
  • se la debe realizar según el estándar adecuado (verdad).

Es apropiado considerar los comentarios de Wayne Jackson sobre “espíritu”:

Ellos quieren gritar, aplaudir y mover los brazos. Algunos dicen: “Solamente estamos adorando en espíritu. ¿Cómo podemos saber que el Espíritu no nos ‘mueve’ a hacer estas cosas?”. Primero, “espíritu” (como se emplea en Juan 4:23-24) no tiene nada que ver con el clima emocional de la adoración de alguien. “Espíritu” se relaciona a la genuinidad o sinceridad del adorador. No se encuentra la verdadera espiritualidad en el éxtasis emocional. La edificación en la iglesia viene por medio de las “palabras” (cf. 1 Corintios 2:13; 1 Tesalonicenses 2:13). Las Escrituras pueden prepararnos completamente en buenas obras (2 Timoteo 3:16-17). ¿Cómo pudiera ser verdadero este enunciado si constantemente necesitáramos “empujes” del Espíritu Santo para recargar nuestras baterías religiosas? Nosotros tenemos precedentes claros para el fundamento escritural; ¿dónde está la autoridad para el fundamento espiritual—aparte de la Biblia? (condensado de Jackson, 2000, 20[23]:1).

La adoración que Dios diseñó tiene cinco partes—como los escritores del Nuevo Testamento que fueron guiados por el Espíritu Santo la presentaron, y como las iglesias en el Nuevo Testamento que fueron guiadas por el Espíritu Santo la realizaron.

  • Cantamos para alabar a Dios, enseñar y amonestarnos mutuamente: “[H]ablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones” (Efesios 5:19; cf. Colosenses 3:16).
  • Oramos para alabar, pedir y agradecer a Dios: “Y perseveraban en…las oraciones” (Hechos 2:42; cf. 1 Corintios 14:15).
  • Participamos de la comunión en la Cena del Señor para recordar la muerte de Cristo, examinarnos y anunciar Su muerte hasta que Él regrese: “[Y] habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga” (1 Corintios 11:24-26).
  • Ofrendamos para mostrar nuestro amor por Dios y apoyo al trabajo de la iglesia: “Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado” (1 Corintios 16:2).
  • Estudiamos las Escrituras para aprender de Dios y Su voluntad para nuestras vidas, y para persuadir a otros a la salvación: “Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles” (Hechos 2:42; cf. 2 Timoteo 4:2).

Así como la presión de la membresía puede afectar negativamente al liderazgo, la presión positiva también puede ayudarles. Los que promueven el cambio no-escritural han guiado a las congregaciones a abandonar el camino de Dios, pero otras congregaciones han sido salvas ya que las voces desde las bancas dijeron: “Continuemos en la verdad de la Palabra de Dios”.

La voz de los muchos es poderosa. Cuando Saúl hizo una promesa apresurada que puso a Jonatán en peligro de muerte, la gente habló por él y le salvó (1 Samuel 14:45). Si su congregación es fiel, agradezca a su ancianado. Si está desviándose, hágales saber que les apoya mientras ellos tratan de guiar a la iglesia por “las sendas antiguas” (Jeremías 6:16).

El escritor de Hebreos presentó una pregunta que la iglesia de hoy debe considerar seriamente: “¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos?” (12:9).

Referencias

Harrell, Glen (1988), “Creador” [“Creator”], Christianity Today, abril.

Jackson, Wayne (2000), “La Tendencia Creciente al Entretenimiento en la Adoración” [“The Growing Trend toward ‘Jazzed Up’ Worship”], Orange Street Church of Christ, junio.