La Oración Cambia las Cosas

Primera de Samuel 23 relata una historia remarcable que ilustra la interrelación entre un hijo fiel de Dios, la oración, y la respuesta de Dios a la oración. David estaba tratando de alejarse del Rey Saúl, quien quería matarle; pero al mismo tiempo, estaba luchando contra los filisteos para conservar a su pueblo a salvo.

Se dio aviso a David que los filisteos estaban luchando contra la ciudad de Keila y la estaban saqueando. Así que “David consultó a Jehová” (subraye este enunciado en su Biblia). Dios respondió la oración de David. Aparentemente, David compartió el mensaje de Dios con sus hombres ya que ellos expresaron duda en confiar en Dios: “He aquí que nosotros aquí en Judá estamos con miedo; ¿cuánto más si fuéremos a Keila contra el ejército de los filisteos?” (vs. 3).

“Entonces David volvió a consultar a Jehová” (vs. 4; subraye este enunciado en su Biblia). Esta vez, Dios prometió entregar a los filisteos en manos de David. David respondió a Dios y tuvo éxito en expulsar a los filisteos de Keila.

Pero luego el Rey Saúl escuchó que David se había refugiado en Keila, una “ciudad con puertas y cerraduras” (vs. 7). Note el mensaje de Saúl a sus propios hombres: “Dios lo ha entregado en mi mano”. Nunca faltaran aquellos que piensan y actúan como si Dios estuviera de parte de ellos. Dios no estaba de parte del Rey Saúl; Saúl se estaba engañando. ¡La única manera de saber si Dios está de parte nuestra es asegurarnos que nosotros estemos de parte de Dios!

David escuchó que el Rey Saúl sabía que estaba en Keila y que quería emboscar la ciudad para tomarle o matarle. Como David tenía la costumbre de orar a Dios, lo hizo nuevamente (note el versículo 10). Él preguntó: “¿Descenderá Saúl, como ha oído tu siervo?” (vs. 11). Dios respondió: “Sí, descenderá”. David continuó preguntando: “¿Me entregarán los vecinos de Keila a mí y a mis hombres en manos de Saúl?” (vs. 12). Dios le respondió: “Os entregarán”.

Así que David tomó a sus 600 hombres y salió de Keila. Este evento particular concluye con el enunciado en el versículo 14: “Dios no lo entregó [a David] en sus manos [de Saúl]”.

Lo que se nos ilustra aquí es que hay una “realidad alternativa” para algunos eventos de nuestras vidas. La “realidad alternativa” de David era ser entregado por los hombres de Keila en manos de Saúl. ¡Dios le dijo que esto sucedería! Pero David respondió al mensaje de Dios, y esto no sucedió. Todo lo que Dios predice no siempre llega a ser realidad ya que no todo lo que Dios predice es incondicional. Algunas de Sus predicciones dependen de la respuesta del hombre (como en este caso).

La razón por la cual esto no sucedió—Dios no entregó a David en manos de Saúl, fue porque: (1) David oró a Dios; y (2) David actúo según el mensaje de Dios. La “realidad alternativa” pudo haber pasado si David no hubiera orado o actuado. Ahora, Dios no violó Su voluntad o naturaleza al responder la pregunta de David. La “realidad alternativa (indeseable)” era una posibilidad que se podía evitar.

Cuando nosotros oramos, pedimos que Dios cierre la puerta a las “realidades alternativas (indeseables)” y que nos muestre el camino al abrir la puerta a la alternativa deseable. La oración no es pedir que Dios viole Su voluntad o naturaleza. Él puede cambiar nuestro futuro sin cambiar ninguna de estas cosas inmutables.

Sí, la oración cambia las cosas.