La Deidad de Cristo

El centro del cristianismo es la deidad de Cristo, específicamente Su resurrección. Este evento ciertamente separa al cristianismo del judaísmo, islamismo y otras religiones mundiales. Pero la resurrección es solamente una parte de la descripción del Nuevo Testamento en cuanto a Jesús. ¿Por qué creemos que Jesús de Nazaret es el Hijo de Dios, y por ende, nuestro Salvador?

Considere las palabras de Pablo en Filipenses 2:5-8: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Este es el carácter de Jesús. Él fue en la forma de Dios y fue igual a Dios.

¿Cómo podemos estar seguros? Al examinar la evidencia del Nuevo Testamento. Según el registro de la vida de Jesús en el Nuevo Testamento, podemos ver que Jesús nunca tuvo un pensamiento malo. Nunca dijo algo malo o fue a un lugar malo. Nunca tuvo una emoción mala o realizó un acto malo. Nunca hizo un argumento falaz, enseñó una lección mala o llegó a una conclusión equivocada. Nunca tuvo una actitud mala ante alguien o algo. Nunca fue rebelde a la voluntad de Dios. Nunca desobedeció a Sus padres o a los líderes religiosos o civiles (desde luego, al menos que ellos contradijeran la voluntad de Dios). No esperaríamos nada menos de Dios, ¿no cree?

Eso es exactamente lo que Pedro quiso decir cuando escribió que Jesús “no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” (1 Pedro 2:22). Eso es lo que Pablo quiso decir cuando escribió que “[a]l que no conoció pecado [a Cristo], por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” (2 Corintios 5:21). Eso es lo que el escritor de Hebreos quiso decir cuando escribió que “no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado” (4:15).

Ya que Jesús tuvo ese carácter, entonces la pregunta fundamental es: “¿Fue Jesús Quien dijo ser? No hay duda de que Jesús reclamó ser el Hijo de Dios, el Salvador de la humanidad. Ya que Jesús reclamó ser eso, las opciones que tenemos es que Él fue un mentiroso, un lunático o el Salvador (es decir, Dios). ¿Sugiere la evidencia que Él fue un mentiroso? ¿Sabía Él que era simplemente un ser humano pero engañó a todos? ¿Cómo pudo un mentiroso realizar los milagros que Jesús realizó (como caminar en el agua)? ¿Sugiere la evidencia que Jesús fue un lunático? ¿Creyó simplemente que era el Mesías pero se equivocó—como otros lo han hecho? ¿Simplemente no estuvo en sus cinco sentidos? La evidencia tampoco sostiene tal cosa. ¡Hay gran diferencia entre Jesús y los lunáticos mesiánicos!

Si Jesús reclamó ser el Mesías, supo que lo que reclamaba era cierto, realizó milagros y tuvo el carácter que el Nuevo Testamento revela, ¡entonces no existe otra conclusión sino que Él fue y es el Hijo de Dios! Ya que esto es cierto, entonces “el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados” (Mateo 9:6). ¿Ha sido perdonado por el Hijo de Dios?